La electrocardiografía es una técnica diagnóstica que nos permite medir los impulsos eléctricos que se generan a nivel del corazón. Un electrocardiograma muestra la despolarización y repolarización de las distintas zonas del corazón. Aplicando esta técnica se pueden observar fallos cardíacos como infarto agudo de miocardio o isquemia.
Un electrocardiograma (ECG) normal tiene tres fases: la onda P, el complejo QRS y la onda T. Además existen tres intervalos:
- el intervalo P-Q: el tiempo entre la onda P y el complejo QRS
- el intervalo S-T
- el interval Q-T
La onda P describe los impulsos eléctricos a lo largo de las aurículas, o la despolarización auricular. El complejo QRS representa la despolarización ventricular y la onda T representa la repolarización ventricular. La repolarización auricular queda enmascarada por el complejo QRS.
A continuación veremos algunas conclusiones clínicas que pueden sacarse gracias a electrocardiogramas:
La ausencia de onda P indica que no hay ritmo sinusal. Esto puede deberse a una fibrilación auricular, condición en la que no se da una despolarización coordinada de las células auriculares y por lo tanto las aurículas no se contraen sino que vibra. La ausencia de onda T también puede indicar una fibrilación auricular, así como la presencia de un complejo QRS anormal.
Un aumento del intervalo PQ puede indicar que existe un retraso en el circuito auriculo-ventricular y que puede llevar a un bloqueo cardíaco. El bloqueo cardíaco sucede cuando se reduce la velocidad de las señales eléctricas o cuando éstas no alcanzan las cámaras inferiores del corazón.