Las células autoexcitables son aquellas que por sí mismas pueden generar potenciales de acción. Se despolarizan de manera rítmica, generando así el pulso cardíaco.
Un paciente con daño en la zona cervical de la médula espinal seguramente necesite de ayuda para contraer el diafragma y respirar. Sin embargo, el corazón del paciente seguirá funcionando de manera normal, ya que no necesita del sistema nervioso para funcionar. Aunque el sistema nervioso no es imprescindible para que se genere el latido cardíaco, si que es capaz de regular la frecuencia cardíaca y la fuerza de contracción.
Las células marcapasos tienen canales iónicos especiales que se activan cuando la célula se repolariza. Así cuando el potasio sale de la célula, se repolariza el potencial y se activan de nuevo canales de sodio. A su vez esta nueva despolarización hará que entren iones calcio. En estas células no hay un potencial de membrana en reposo, sino que en cuanto la célula se recupera, vuelve inmediatamente a excitarse.
Cabe señalar que las distintas células marcapasos del corazón se despolarizan de manera distinta. Las células del nodo sinusal se despolarizan de 75 a 100 veces por minuto, mientras que las del nodo auriculoventricular sufren unas 50 despolarizaciones por minuto y las de haz de His unas 30. En un corazón sano las células del nodo sinusal son las que marcan el ritmo cardíaco, ya que al despolarizarse éstas lo harán el resto de células del miocardio, incluyendo el resto de células marcapasos.
Si por alguna razón el nodo sinusal dejase de funcionar, las células del nodo auriculoventricular cogerían el relevo y serían ellas la que generarían el ritmo cardíaco. Si a su vez éstas dejases de funcionar, las células del haz de His serían las encargadas de generar la frecuencia cardíaca. Sin embargo un ritmo cardíaco de 30 pulsaciones por minuto no sería suficiente para el funcionamiento normal del corazón. Veremos más adelante como el sistema nervioso es capaz de regular la frecuencia cardíaca.